jueves, 3 de enero de 2008

Los Mares de Castilla y el Trasvase Tajo-Segura
por Ricardo Ortega Fernández.


El Trasvase Tajo-Segura es una infraestructura de 300 km. que atraviesa Castilla-La Mancha hasta llegar al pantano de Talave, desde donde se distribuye el agua a Murcia, Alicante y Almería. Esta región ha visto como durante décadas el agua ha discurrido por su territorio, sin que pudiera hacerse uso de este bien escaso en zonas especialmente necesitadas de abastecimiento. En el 2.004 se cumplieron 25 años desde que el Tajo empezó a nutrir al Segura, desde que el (entonces) Ministro (franquista) de Obras Públicas, Silva Muñoz, anunció la intención de trasvasar 1.000 millones de m3 anuales entre ambas cuencas.
Tres décadas más tarde, el proyecto que se presentaba solidario, ha provocado grandes desequilibrios, esquilmando especialmente los únicos recursos de los Pueblos Ribereños, en su día con agua en sus orillas y hoy cuasi desértica.
Mientras el Tajo sigue vertiendo su agua a Murcia en un panorama de aparente concordia, la situación del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, es más que delicada, pero cuya única solución, no es el agua del Tajo. Además de pertenecer a otra cuenca, donde curiosamente en su tramo medio, tiene calidad y cantidad de agua suficiente, pero eso es agua de otro costal. La situación de los Pueblos Ribereños en cuanto a consumo es que periódicamente deben ser suministrados con cisternas, y su situación nefasta, y dramática en cuanto a su desarrollo y futuro.
La situación actual no convence ni a los Murcianos ni a los Castellano-Manchegos, pero continúan los trasvases. Nuevamente es necesario promover obras hidráulicas e infraestructuras que sirvan a la articulación de España y a la solidaridad real entre sus territorios. En este momento las autonomías defienden su agua como algo propio del territorio donde discurren, todos sabemos y estamos esperanzados en el Estatuto de nuestra región pero todavía no he oído a ningún representante político cuantificar las necesidades reales de agua en los pantanos de Entrepeñas y Buendía para el desarrollo de la zona, nosotros no necesitamos el agua para beber, la necesitamos para comer, nosotros no gastamos-consumimos prácticamente agua, solo la utilizamos y muy adecuadamente, sin despilfarro y sin perjuicios.
Se da el hecho paradógico y circunstancial que en Julio de 1.994 (Toledo) se aprueba por unanimidad a iniciativa de las asociaciones "no políticas" de defensas de los Pueblos Ribereños, en las Cortes Regionales de CCMM el proyecto de Ley Reguladora de los Trasvases de Agua entre Cuencas Hidrográficas, con clara referencia al régimen de explotación Tajo-Segura; "aparte de no aplicarse y de ser una declaración de buenas intenciones, el tiempo ha demostrado que es insuficiente", en el cual se refleja un volumen mínimo al cierre del año hidrológico, mes de "Septiembre", de 440 hm3, entre otras medidas interesantes; posterior e incongruentemente se firma el Plan de Cuenca de Tajo, y sorprendentemente CCMM consiente y firma un volumen de excedentes de 240 hm3.
Hay que tener muy en cuenta que en esta situación y con ese volumen hay un porcentaje muy importante correspondiente al aterramiento, que no nos reconocen.
Además Guadalajara y Cuenca ven con preocupación como cuando se pretende poner caducidad al trasvase bajo el criterio de la "prioridad de la cuenca cedente", luego resulta que la Junta pretende llevar agua a Ciudad Real y a los llanos de Albacete, comarcas que no pertenecen a la Cuenca del Tajo. A este paso el río va a continuar naciendo en la Sierra de Albarracín, pero va a desembocar en el Segura y en Puertollano, en lugar de en Lisboa. Estos desvaríos no hacen sino contribuir a que crezca la incertidumbre en los pueblos de Guadalajara y su Alcarria, que fueron los que anegaron sus tierras. Primero nos prometieron el Mar de Castilla, luego nos pidieron ser solidarios con Murcia y ahora también con La Mancha. ¿Qué más les da a los Pueblos Ribereños que se lleven el agua a uno u otro sitio? La construcción del azud de Pareja y la promesa de construir otro en los Pueblos Ribereños para que puedan continuar viviendo del turismo y que en los próximos veranos no vuelva a producirse la bochornosa situación del reparto de agua con cisternas; ésto, sólo es un parche, "es agua a cambio de dinero, dinero a cambio de charcos".
Los últimos envíos de agua del trasvase del Tajo, además de agravar el paisaje en los municipios ribereños, presentando un desierto donde debería haber un embalse, sitúan la navegación y las actividades ligadas al nivel y calidad de agua en una situación de extrema dificultad, disponiendo de un espacio reducido para hacerlo. Esta situación, desde hace años, está poniendo en peligro el turismo de la zona, provocando pérdidas sustanciales en los sectores relacionados con la hostelería, restauración, venta, reparación y alquiler de embarcaciones, así como todos los relacionados con la pesca deportiva. La vela que es una de las principales actividades que se realizan en esta zona, en donde tanto la Diputación de Guadalajara como la Junta de Castilla-La Mancha tienen ubicadas sus escuelas de navegación, soportan dificultades derivadas del bajo nivel de las aguas; pues bien, si las cosas continuan así, no sabemos hasta cuando podrán hacerlo, pues la situación del embalse continúa empeorando. Además el agua ha perdido su calidad y en época estival nos hemos visto obligados a colocar carteles en las orilla de ciertas zonas de ambos pantanos, prohibiendo o en el mejor de los casos aconsejando no bañarse, debido a la pésima calidad del agua. Asímismo aparecen zonas con peces muertos, al tiempo que la floración de las aguas constituye un hecho, en ocasiones perjudicial para la biodiversidad de la zona, que se palía en parte con el movimiento y oxigenación del agua producida por el movimiento de los motores de las embarcaciones.
Además la falta de espacio y la proliferación de mayores extensiones de tierra al descubierto, pueden llegar a impedir la celebración de regatas a nivel profesional, puntuables para los campeonatos oficiales, que todas las temporadas organiza la Federación de Vela de Castilla-La Mancha. Otro de los inconvenientes asociados al descenso del nivel de las aguas embalsadas, consiste en la elevación media de la temperatura del agua, lo que conlleva cambios en el ecosistema y altera la práctica de otras actividades como la pesca tradicional con caña. Los vecinos recordamos cómo el agua se podía ver desde la N-320, que bordea Sacedón, algo imposible en la actualidad donde el panorama es desolador. El paseo marítimo antes con el agua a sus pies, es hoy día un terreno valdío, con monumentos al ancla, a la Marina Española, con sus restaurantes vacíos y el agua a varios kilómetros de distancia. Por debajo de los 240 hm3 no está permitido el trasvase y, con ese nivel de agua embalsada, Guadalajara y Cuenca lo dan todo por perdido. Ya sólo se puede trasvasar barro.
Desde un punto medioambiental; la riqueza de la fauna ictícola, prácticamente ha desaparecido. Los trasvases realizados en época de freza, han llevado auna situación caótica, se ha roto la pirámide trófica y la fauna, prácticamente, han desaparecido tanto en especies autóctonas como alóctonas, incrementando las apariciones de virus endémicos en la fauna.
Los pantanos de Entrepeñas-Buendía son un ser vivo, medioambientalmente hablando, que deben de tener su biodiversidad propia y no condenarla por un trasvase (hidrográfico) injustificado.
Demográficamente hablando, en el año 1.972, Sacedón contaba con 2.250 habitantes y se suponía que al final de la década de los 70 llegaría a los 5.000. Lógicamente, el resto de los municipios ribereños (seguirían en) la misma línea (ascendente); bien, llegamos a estos años y Sacedón cuenta con 1.800 habitantes -de los que 180/200 son emigrantes de muy variada nacionalidad- ¿Dónde está el futuro? ¿Dónde está el progreso?
Podríamos enumerar la cantidad de pequeñas industrias que paulatinamente han ido cerrando, ante la nula viabilidad de seguir funcionando. Es decir "este trasvase ha condenado a desaparecer al escaso tejido industrial y comercial que existía".
Evidentemente, en Entrepeñas o Buendía nadie se arriesga a montar negocios relacionados con el turismo náutico o rural, mientras el embalse se pueda vaciar alegremente como si fuera un estanque de una explotación agrícola, honrosa excepción de la industria náutica deportiva que, a duras penas, intenta sobrevivir.
En La Alcarria, conocedores del problema, no gastamos prácticamente agua. Sólo la utilizamos, y muy adecuadamente, sin despilfarro y sin perjuicios. Existen, y debemos llegar a ellas, fórmulas que garanticen nuestra dignidad humana y social para el desarrollo de la zona.
No intentamos satanizar el desarrollo "sostenible" de las zonas donde se reciben las aguas del trasvase, pero si quiero defender nuestro desarrollo y que se acabe de una vez por todas con esta situación injusta. Solamente serían razonables los trasvases en casos sumamente excepcionales y si existieran "verdaderos excedentes". Mientras no los haya, no es posible, ni lógico, ni racional.
Como consecuencia de ese trasvase en toda la Cuenca del Tajo y, más especialmente, en la región de los embalses de Entrepeñas y Buendía, se está entrando en un grado de empobrecimiento y deterioro casi insostenible, además de una preocupante y aguda desertización (de la zona forestal ribereña repoblada en los años 60 y 70 y en las 83.000 hectáreas de superficie arbórea quemada en el desastroso incendio de Agosto de 2.003) por falta de la humedad ambiental correspondiente. En la zona de estos pantanos se ha roto el equilibrio geoístico diseñado en el que se "habían puesto tantas esperanzas".
Llévese el agua a dónde les haga falta: a Murcia, a Albacete o a Ciudad Real. Deróguese el trasvase o no. Pero, por favor, "aseguren el embalse necesario para el (abastecimiento y) desarrollo de los Pueblos Ribereños".

Nota del blogger: He creído conveniente introducir algunas aclaraciones entre paréntesis para facilitar al lector, que no conozca nuestra problemática, la comprensión del artículo tratando de no interferir, ni posicionarme, en el contenido y significado del texto.

Ricardo Ortega Fernández
Socio de la R.N.L.E. y Secretario de la Asociación de Defensa de los Pantanos de Entrepeñas y Buendía.
Artículo publicado en la Revista "Lago y Montaña", Nº 14. Dic.2.007. Ed: A.C.L.B.