sábado, 9 de abril de 2016

160410 - De los Papeles de Panamá, los Paraísos Fiscales y otros desaguisados ministeriosos

Lo de este país es como la ONCE, “cada día un numerito”. No hay una santa jornada que nos despertemos sin un sobresalto promovido por la clase política o los medios o ambos. Los primeros para tapar sus miserias y desviar la atención de lo que, realmente, interesa al españolito de a pie (a saber, la formación de Gobierno, el Trabajo, la Sanidad, la Educación, la Vivienda, las Pensiones, la Justicia, la Atención a los Refugiados, etc.) Los otros, por el clientelismo y la censura a la que se ven presionados por la clase política que se atreve a amedrentar a la prensa si las noticias que publican destapan escándalos o descubren fraudes, sobornos y corruptelas amenazando con secuestrar ediciones, artículos de prensa en papel o digital, con no conceder o suspender diales a las emisoras de radio o canales de TDT a las televisiones que les son más incómodas ideológicamente.


El problema real es que los españoles sabemos desde hace muchos años lo que está pasando en nuestro país. El pueblo calla y la cúpula de poder guarda y, si hace falta, oculta la información que dispone el tiempo que haga falta para utilizarla, exclusivamente, cuando la situación sea más conveniente y provechosa para sus intereses particulares o de partido.


Probablemente, no habrá ni uno sólo de nuestros gentiles lectores que no reconozca que hace 20 años, deportistas como Arancha Sánchez-Vicario o el piloto madrileño Carlos Sainz tributaban sus impuestos en Andorra y Mónaco respectivamente y, sin embargo, ondeaban la bandera española por los podios de todo el planeta; banqueros como Mario Conde en Luxemburgo; o sociedades empresariales multinacionales como Rumasa, por poner algunos ejemplos y así un sinfín de políticos, empresarios de éxito, banqueros, deportistas de élite, músicos y artistas como Julio Iglesias, Lola Flores o Montserrat Caballé, etc. se amparaban, presuntamente, en el opaco escudo de las sociedades ficticias diseñadas en paraísos fiscales por los despachos de sus asesores fiscales. Nuestros ministros hacían mutis y sólo los investigaban si se convertían en una amenaza para su línea de confort (las breves incursiones que permitieron en política a señores como Jesús Gil, las familias Ruiz Mateos o Pujol, o jueces como el Sr. Garzón) pero, hasta ahora, a nadie más.


Yo creo que hasta aquí estamos todos de acuerdo, pero… vamos a darle una vuelta a la tortilla.


¿Por qué, desde siempre, este tipo de ciudadanos españoles más o menos afortunados necesitan buscar un lugar, fuera del territorio nacional para proteger un patrimonio ganado con su esfuerzo, dedicación y su arduo trabajo (los más), en lugar de situar sus beneficios bajo el amparo de la Banca Española?


¿Por qué no rebajar de forma suficiente y atractiva la, hasta hoy insultante, fiscalidad de nuestro país e  invertir esos réditos en generar nuevas empresas, nuevos puestos de trabajo, obras públicas, asistencia médica, es decir, más riqueza, más cotizaciones a la Seguridad Social, puestos de trabajo y garantizar más y mejor las pensiones en nuestro país?


¿Qué es para un español un paraíso fiscal? Porque, por ejemplo, para un autónomo un paraíso fiscal es cualquier territorio del mundo que no se parezca a nuestra Hacienda y Seguridad Social. ¡Si hasta el Archipiélago de Canarias, Ceuta y Melilla podrían ser considerados como tales sino fueran territorios comunitarios ultramarinos!


¿Es que nadie se ha parado a pensar porqué en el 85% de los barcos intercontinentales de crucero ondean el pabellón de Panamá o de Liberia en sus cubiertas?


La respuesta es muy simple: No es para evadir capital, como nos quieren vender los Sres. Guindos y Montoro, sino para pagar impuestos menos lesivos y gravosos al Estado y que sus empresas puedan, simplemente, ser rentables.


¿Es que nadie se ha parado a pensar que, por ejemplo, España tiene la mejor liga de fútbol del mundo, tenistas, motoristas, patinadores, pilotos de F1, etc. y que nos interesa como país que los grandes deportistas coticen sus ingresos en nuestra casa común?


¿Y a menor escala los que trabajamos y cotizamos en España, no evadimos impuestos, probablemente, porque no hemos tenido capacidad económica suficiente para ello, pero quién de nosotros a su manera no ha llamado a un autónomo o a un pequeño empresario y éste le ha ofrecido el mismo trabajo con o sin IVA, con o sin factura?


Me da a mí que a un nivel o a otro, cada uno de nosotros, trata de evadir o evitar impuestos por muchos o pocos que estos sean; aunque estos sucedan en la Declaración Anual de la Renta.


Vamos a tratar de ser coherentes y a retirar esta nueva cortina de humo que sólo pretende tapar las vergüenzas de nuestra clase política por su ineficacia demostrada de no ser capaces de formar un gobierno ejecutivo estable, de consenso, de convivencia, de valores, de sensatez, de solidaridad, de justicia, de equidad interterritorial, es decir, el Presidente de Gobierno y el Consejo de Ministros  respetable y respetado internacionalmente que merece una nación de la entidad de España.


Como afirma sabiamente Don Miguel Pérez de los Mozos: “Invertir en sociedades off-shore o tener cuentas en el extranjero es lícito”. Es decir, no es “per se” en absoluto algo ilegal  y lo que se tiene que diferenciar es el capital real de origen lícito y declarado, del capital ilícito de las “más de 200.000 sociedades del listado filtrado del despacho “Mossack Fonseca” tan oportunamente por la prensa en estas fechas tan convulsas en la que estamos.

¿No es verdad, Sr. Rajoy? ¿Sr. Montoro y otros tantos cientos de “presuntos” imputados impunes?.