Carta
abierta al pueblo catalán.
Por
Óscar Quirós Romero
@oscarquirosrome
Ex Candidato al Senado por Guadalajara en
2008.
Desde hace unos meses, concretamente desde la
Diada catalana, estamos viviendo un momento, que se me antoja, más delicado
para los ciudadanos catalanes y residentes en dicha C.C.A.A., que para el resto
de Estado español.
Los que llevamos años defendiendo la
integración de España en los Estados Unidos de Europa, la creación de una “Commonwealth
Iberoamericana” o la deseada Unidad Ibérica (España + Portugal) que promovía el
mismo D. José Saramago, nos hemos quedado bastante sorprendidos por el inesperado
cambio de rumbo ideológico que ha tomado el Presidente Más, quizás para ocultar
su pésima gestión económica al frente de la Autonomía catalana, quizás
siguiendo un desesperado sueño mesiánico tras una larga mala noche de clarividencia
otoñal y patriótica.
Lo cierto es que he visto en la historia
reciente, muchos casos de “transfuguismo” político, cambios de “siglas” sin
dejar los cargos públicos. Sin embargo, ésta es la primera vez que me enfrento a un
caso de “travestismo” político… Y me explico:
Tras el desastroso Gobierno Tripartito (PSE +
ERC + IC-IU), el Sr. Más se presentó, hace algo más de dos años, a las pasadas Elecciones
Autonómicas como la opción más cabal y moderada dentro del centro-derecha
nacionalista. Una vez “ligado” el poder, tras dos años de demostrada incompetencia
ante la crisis económica y tras llevarnos a todos al huerto… nos enseña la
“sorpresita” que guardaba bien escondida.
El Sr. Más ha acaparado, de repente y sin
cambiar de partido político, el espacio ideológico que venían
defendiendo personalidades tan destacadas en la política internacional y la
economía mundial como el Sr. Laporta, el Sr. Carod Rovira, o la mismísima María
Lapiedra… ¡Menudo Parlamento le espera a la nueva República!
Pero, lo que personalmente me preocupa es la falta
de realidad y de visión que envuelve a todo este pseudo-proceso de
independencia y, sobre todo, a la falta de información veraz que CiU y
el Sr. Más están transmitiendo a los votantes de las próximas Elecciones
Autonómicas:
Es evidente que España no ha sabido elegir a
sus mejores líderes en las últimas cinco o seis legislaturas pero, de la misma
forma, sería faltar a la verdad decir que la secesión es la solución a todos
los problemas de cuatro provincias españolas y, lo más grave, es que los
líderes de CiU, ERC e IC-IU lo saben, son conscientes de ello y, sin embargo,
lo ocultan. Mejor dicho, ¡Mienten!
Mientras lo que se debería exponer es la realidad
económica y el resultado de gestión política de CiU al frente del Gobierno
catalán, el Sr. Más consume el tiempo de sus mítines acusando al resto
del Estado de amenazar, menospreciar, engañar y enfrentar a los españoles
contra Cataluña cuando la realidad indica, precisamente, todo lo contrario.
El mismo día en que Cataluña llegara a convertirse
en una nación independiente, ese mismo día y sin que España haga absolutamente
nada, una hipotética República de Cataluña quedaría fuera de la O.N.U.; de la
O.T.A.N.; de la Comunidad Europea; de la zona Euro y del Tratado Schëngen
– y para más I.N.R.I. con el Sr. Más como Jefe de Estado – de forma indefinida,
pero no porque lo diga o lo imponga el Gobierno de España, sino porque así está
estipulado en los textos que rigen dichos Tratados Internacionales.
Posteriormente, España - al igual que Francia
o el resto de países europeos - podrá vetar, o no, el ingreso de ese quimérico
Estado en dichas Alianzas u Organizaciones, suponiendo que Cataluña llegue a cumplir algún día las
condiciones mínimas requeridas para solicitar su ingreso… pero ese es otro tema
que no se debatirá, ni se incluirá, en la pregunta del tan deseado, como poco probable, “Referéndum de Salvación Nacional”…
Además, el nuevo Estado catalán asumiría su
parte proporcional de la deuda soberana del Estado español, luego sus cuentas
no partirían de cero. Sus ciudadanos y empresas perderían su condición europea,
en el más amplio y mejor sentido de la palabra. Se levantarían fronteras, se
impondrían visados, se ajustarían nuevos aranceles al comercio y al tráfico de bienes
y restricciones severas al libre tráfico de personas. Se desfocalizarían
empresas asentadas en territorio catalán y se perderían potenciales inversores,
al menos, hasta que el nuevo Estado demuestre competitividad comercial internacional,
estabilidad política y monetaria y, por supuesto, solvencia económica. Y, señores
políticos, señores empresarios, mileuristas, trabajadores todos: El movimiento
se demuestra andando.
¡Éste es el panorama de la nueva Cataluña
Estrellada!
España seguirá siendo el Reino de España.
Seguirá integrada en Europa. Tendremos menos peso específico en Europa y menos
Producto Interior Bruto, porque tendremos 8 millones menos de habitantes. La
Renta Per Cápita, por tanto, variaría poco o no variaría. Muchas de las empresas establecidas
hasta ahora en Cataluña se vendrán aquí buscando un mercado más rentable, extenso
y competitivo. Probablemente, si hacemos números, a ciertas Comunidades Autónomas abandonadas
hasta ahora en favor de nuevas inversiones en Cataluña - como la de Castilla-La
Mancha - les interesaría enormemente acoger a esas empresas generadoras de
empleo y riqueza en su territorio. Y créanme si les digo que esto no sería
muy complicado de conseguir con una buena capacidad de negociación y con unas
buenas ventajas y/o exenciones fiscales.
Personalmente, no veo nada excesivamente dramático
para España en la secesión catalana. Más bien al contrario, como demócrata que
soy, y si la mayoría suficiente del pueblo catalán así lo desea, no quedaría más que acatar su legítima voluntad…
Eso sí… con condiciones:
Porque no se discute escindir todo el
territorio. Por ejemplo, los aeropuertos de Gerona, El Prat, Lérida y Reus, además
de la zona franca del puerto de Barcelona, el territorio de Llívia, las Islas
Medas, etc. quedarían en manos del Estado español. Los ciudadanos de la nueva
Cataluña perderían su condición de ciudadanos españoles y, por tanto,
comunitarios. Se debería desarmar a los Moços de Escuadra, ya que las armas son
propiedad de este Estado y no del surgente. Se deberían paralizar, desmontar,
trasladar y encofrar los reactores nucleares activos de la Central Nuclear de
Ascó. Comenzarían las obras para el Trasvase del Río Ebro hacia los ríos Duero
y Tajo. La línea del AVE Sevilla-Madrid-Barcelona finalizaría en Zaragoza hasta
que se abra una nueva línea a través del Pirineo aragonés. Se limitaría el uso
del espacio aéreo catalán. Se interrumpiría la navegación comercial y turística
con las Islas Baleares. Los ciudadanos catalanes con propiedades en ambos
estados deberían pagar impuestos en los dos estados. Entidades como el Barça o
el Espanyol no podrían jugar en las diferentes Ligas Deportivas Españolas. Y
así, un largo etcétera de medidas lógicas que acompañarían a su desmedido sueño,
a modo de efecto colateral inexorable.
Evidentemente y en contra de lo que el Sr.
Más afirma en Bruselas, el Ejército español no tiene porqué intervenir en
Cataluña, entre otras cosas, porque aquí disfrutamos de una Monarquía
Parlamentaria profundamente arraigada y democrática – hasta nuestro Rey fue
refrendado en las urnas en 1978 - y nuestro Ejército está diseñado exclusivamente
para intervenir en “Misiones de Paz”. Y si, desgraciadamente, se ve en la
obligación de actuar en Cataluña o en otro lugar del territorio español será
por decisión de la mayoría parlamentaria o a sugerencia del mando único de la
O.T.A.N. y, exclusivamente, para salvaguardar la seguridad de los ciudadanos españoles
que se sientan discriminados como víctimas de una posible “limpieza étnica y
cultural” del nuevo Estado. Y por cierto, Sr. Más, la mera presencia del
Ejército español o de la Guardia Civil en un territorio no implica, en
absoluto, el uso de las armas.
Dicho todo esto, conviene recordar que los
españoles somos por tradición y por naturaleza, pacíficos y pacifistas… pero,
recuerden también, que los españoles somos valientes y que hemos abanderado los
valores del respeto, la justicia y la igualdad en los lugares más
recónditos de este planeta. Y así lo hemos demostrado durante siglos en los
cinco continentes.
Por tanto, no hay motivo alguno para el
“victimismo” innato en el neo-nacionalismo romántico y decimonónico sin base
histórica que Ustedes representan. Las naciones históricas que componen el
Reino de España son seis: Aragón, Castilla, Granada, León y Navarra. La sexta
es Portugal y es independiente por derecho, por tratados diplomáticos y por
historia. Sin embargo, Cataluña nunca ha existido como Estado
independiente, ni fue potencia mediterránea, ni fue provincia romana, digan sus
TV autonómicas y sus didácticos libros de texto escolares lo que digan.
Espero y deseo que gane en las urnas la mejor
opción de futuro, la más sensata y responsable para todos, dentro y fuera de
Cataluña. Yo tengo mis ideas propias, me he informado mucho, he reflexionado y
creo saber cuál es esa opción, pero no tengo voto. Espero que los habitantes de
Cataluña hagan lo mismo antes de expresar sus ideas en plena libertad
democrática el próximo domingo.
¡Sort!
por Redacción - 22-11-12 21:35