domingo, 16 de marzo de 2014

121122 - Catalunya è mes que “MÁS”

Carta abierta al pueblo catalán.

Por Óscar Quirós Romero
@oscarquirosrome
Ex Candidato al Senado por Guadalajara en 2008. 

Desde hace unos meses, concretamente desde la Diada catalana, estamos viviendo un momento, que se me antoja, más delicado para los ciudadanos catalanes y residentes en dicha C.C.A.A., que para el resto de Estado español.

Los que llevamos años defendiendo la integración de España en los Estados Unidos de  Europa, la creación de una “Commonwealth Iberoamericana” o la deseada Unidad Ibérica (España + Portugal) que promovía el mismo D. José Saramago, nos hemos quedado bastante sorprendidos por el inesperado cambio de rumbo ideológico que ha tomado el Presidente Más, quizás para ocultar su pésima gestión económica al frente de la Autonomía catalana, quizás siguiendo un desesperado sueño mesiánico tras una larga mala noche de clarividencia otoñal y patriótica.

Lo cierto es que he visto en la historia reciente, muchos casos de “transfuguismo” político, cambios de “siglas” sin dejar los cargos públicos. Sin embargo, ésta es la primera vez que me enfrento a un caso de “travestismo” político… Y me explico:

Tras el desastroso Gobierno Tripartito (PSE + ERC + IC-IU), el Sr. Más se presentó, hace algo más de dos años, a las pasadas Elecciones Autonómicas como la opción más cabal y moderada dentro del centro-derecha nacionalista. Una vez “ligado” el poder, tras dos años de demostrada incompetencia ante la crisis económica y tras llevarnos a todos al huerto… nos enseña la “sorpresita” que guardaba bien escondida.

El Sr. Más ha acaparado, de repente y sin cambiar de partido político, el espacio ideológico que venían defendiendo personalidades tan destacadas en la política internacional y la economía mundial como el Sr. Laporta, el Sr. Carod Rovira, o la mismísima María Lapiedra… ¡Menudo Parlamento le espera a la nueva República!

Pero, lo que personalmente me preocupa es la falta de realidad y de visión que envuelve a todo este pseudo-proceso de independencia y, sobre todo, a la falta de información veraz que CiU y el Sr. Más están transmitiendo a los votantes de las próximas Elecciones Autonómicas:

Es evidente que España no ha sabido elegir a sus mejores líderes en las últimas cinco o seis  legislaturas pero, de la misma forma, sería faltar a la verdad decir que la secesión es la solución a todos los problemas de cuatro provincias españolas y, lo más grave, es que los líderes de CiU, ERC e IC-IU lo saben, son conscientes de ello y, sin embargo, lo ocultan. Mejor dicho, ¡Mienten!

Mientras lo que se debería exponer es la realidad económica y el resultado de gestión política de CiU al frente del Gobierno catalán, el Sr. Más consume el tiempo de sus mítines acusando al resto del Estado de amenazar, menospreciar, engañar y enfrentar a los españoles contra Cataluña cuando la realidad indica, precisamente, todo lo contrario.

El mismo día en que Cataluña llegara a convertirse en una nación independiente, ese mismo día y sin que España haga absolutamente nada, una hipotética República de Cataluña quedaría fuera de la O.N.U.; de la O.T.A.N.; de la Comunidad Europea; de la zona Euro y del Tratado Schëngen – y para más I.N.R.I. con el Sr. Más como Jefe de Estado – de forma indefinida, pero no porque lo diga o lo imponga el Gobierno de España, sino porque así está estipulado en los textos que rigen dichos Tratados Internacionales.

Posteriormente, España - al igual que Francia o el resto de países europeos - podrá vetar, o no, el ingreso de ese quimérico Estado en dichas Alianzas u Organizaciones, suponiendo que  Cataluña llegue a cumplir algún día las condiciones mínimas requeridas para solicitar su ingreso… pero ese es otro tema que no se debatirá, ni se incluirá, en la pregunta del tan deseado, como poco probable,  “Referéndum de Salvación Nacional”…

Además, el nuevo Estado catalán asumiría su parte proporcional de la deuda soberana del Estado español, luego sus cuentas no partirían de cero. Sus ciudadanos y empresas perderían su condición europea, en el más amplio y mejor sentido de la palabra. Se levantarían fronteras, se impondrían visados, se ajustarían nuevos aranceles al comercio y al tráfico de bienes y restricciones severas al libre tráfico de personas. Se desfocalizarían empresas asentadas en territorio catalán y se perderían potenciales inversores, al menos, hasta que el nuevo Estado demuestre competitividad comercial internacional, estabilidad política y monetaria y, por supuesto, solvencia económica. Y, señores políticos, señores empresarios, mileuristas, trabajadores todos: El movimiento se demuestra andando.

¡Éste es el panorama de la nueva Cataluña Estrellada!

España seguirá siendo el Reino de España. Seguirá integrada en Europa. Tendremos menos peso específico en Europa y menos Producto Interior Bruto, porque tendremos 8 millones menos de habitantes. La Renta Per Cápita, por tanto, variaría poco o no variaría. Muchas de las empresas establecidas hasta ahora en Cataluña se vendrán aquí buscando un mercado más rentable, extenso y competitivo. Probablemente, si hacemos números, a ciertas Comunidades Autónomas abandonadas hasta ahora en favor de nuevas inversiones en Cataluña - como la de Castilla-La Mancha - les interesaría enormemente acoger a esas empresas generadoras de empleo y riqueza en su territorio. Y créanme si les digo que esto no sería muy complicado de conseguir con una buena capacidad de negociación y con unas buenas ventajas y/o exenciones fiscales.

Personalmente, no veo nada excesivamente dramático para España en la secesión catalana. Más bien al contrario, como demócrata que soy, y si la mayoría suficiente del pueblo catalán así lo desea,  no quedaría más que acatar su legítima voluntad…

Eso sí… con condiciones:

Porque no se discute escindir todo el territorio. Por ejemplo, los aeropuertos de Gerona, El Prat, Lérida y Reus, además de la zona franca del puerto de Barcelona, el territorio de Llívia, las Islas Medas, etc. quedarían en manos del Estado español. Los ciudadanos de la nueva Cataluña perderían su condición de ciudadanos españoles y, por tanto, comunitarios. Se debería desarmar a los Moços de Escuadra, ya que las armas son propiedad de este Estado y no del surgente. Se deberían paralizar, desmontar, trasladar y encofrar los reactores nucleares activos de la Central Nuclear de Ascó. Comenzarían las obras para el Trasvase del Río Ebro hacia los ríos Duero y Tajo. La línea del AVE Sevilla-Madrid-Barcelona finalizaría en Zaragoza hasta que se abra una nueva línea a través del Pirineo aragonés. Se limitaría el uso del espacio aéreo catalán. Se interrumpiría la navegación comercial y turística con las Islas Baleares. Los ciudadanos catalanes con propiedades en ambos estados deberían pagar impuestos en los dos estados. Entidades como el Barça o el Espanyol no podrían jugar en las diferentes Ligas Deportivas Españolas. Y así, un largo etcétera de medidas lógicas que acompañarían a su desmedido sueño, a modo de efecto colateral inexorable.

Evidentemente y en contra de lo que el Sr. Más afirma en Bruselas, el Ejército español no tiene porqué intervenir en Cataluña, entre otras cosas, porque aquí disfrutamos de una Monarquía Parlamentaria profundamente arraigada y democrática – hasta nuestro Rey fue refrendado en las urnas en 1978 - y nuestro Ejército está diseñado exclusivamente para intervenir en “Misiones de Paz”. Y si, desgraciadamente, se ve en la obligación de actuar en Cataluña o en otro lugar del territorio español será por decisión de la mayoría parlamentaria o a sugerencia del mando único de la O.T.A.N. y, exclusivamente, para salvaguardar la seguridad de los ciudadanos españoles que se sientan discriminados como víctimas de una posible “limpieza étnica y cultural” del nuevo Estado. Y por cierto, Sr. Más, la mera presencia del Ejército español o de la Guardia Civil en un territorio no implica, en absoluto, el uso de las armas.

Dicho todo esto, conviene recordar que los españoles somos por tradición y por naturaleza, pacíficos y pacifistas… pero, recuerden también, que los españoles somos valientes y que hemos abanderado los valores del respeto, la justicia y la igualdad en los lugares más recónditos de este planeta. Y así lo hemos demostrado durante siglos en los cinco continentes.

Por tanto, no hay motivo alguno para el “victimismo” innato en el neo-nacionalismo romántico y decimonónico sin base histórica que Ustedes representan. Las naciones históricas que componen el Reino de España son seis: Aragón, Castilla, Granada, León y Navarra. La sexta es Portugal y es independiente por derecho, por tratados diplomáticos y por historia. Sin embargo, Cataluña nunca ha existido como Estado independiente, ni fue potencia mediterránea, ni fue provincia romana, digan sus TV autonómicas y sus didácticos libros de texto escolares lo que digan.

Espero y deseo que gane en las urnas la mejor opción de futuro, la más sensata y responsable para todos, dentro y fuera de Cataluña. Yo tengo mis ideas propias, me he informado mucho, he reflexionado y creo saber cuál es esa opción, pero no tengo voto. Espero que los habitantes de Cataluña hagan lo mismo antes de expresar sus ideas en plena libertad democrática el próximo domingo.

¡Sort!



por Redacción - 22-11-12 21:35

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