miércoles, 5 de marzo de 2008

¿El futuro? Guadalajara + Madrid

El imparable crecimiento industrial del Corredor del Henares está afectando muy negativamente a la escasa industria que existe en nuestra provincia, ya que las empresas instaladas entre Guadalajara y Azuqueca de Henares están vendiendo a precio de oro su suelo industrial para edificar nuevas urbanizaciones y ciudades-dormitorio, trasladando sus empresas a otras Provincias y Comunidades Autónomas, generando más desempleo y deslocalización en la población activa. Esto está provocando que muchos de nuestros habitantes tengan que trasladarse a Alcalá, Coslada, San Fernando o el mismo Madrid a trabajar y nuestros hijos a Alcalá, Salamanca, Albacete o Toledo a estudiar. Allí, desayunan, comen, hacen la compra, van al cine o al teatro, gastan y regresan de noche a sus hogares, lo que perjudica enormemente a las empresas de servicios arriacenses, fundamentalmente, al pequeño comercio y las PYMES y alienta el uso indiscriminado del transporte privado.

Lo lógico es promover un debate abierto a todas las fuerzas sociales, asociaciones y plataformas ciudadanas para estudiar la conveniencia de que, o bien, la Provincia de Guadalajara continúe perteneciendo a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, o bien, que pasase en un futuro más o menos próximo, pero sin establecer ahora una fecha determinada, a formar parte de la Comunidad de Madrid. Es decir, ya que participamos en todo lo negativo y nos afecta la expansión e influencia de esta Comunidad vecina (expansión urbanística, contaminación, tráfico, tendidos de alta tensión, aumento de la delincuencia, etc...) lo lógico es que nos beneficiemos, al menos, de su presupuesto y de la calidad de sus servicios públicos. Y, entiéndame bien. Ésta afirmación no es, ni una romántica reivindicación territorial, ni una declaración de enemistad contra Castilla-La Mancha, sino una consecuencia lógica de la realidad diaria de nuestras vidas. En todo caso, este debate público debería realizarse antes del cierre del modelo autonómico que proponemos dentro de la reforma constitucional.

Decimos que "somos españoles sin fronteras", y es que estas barreras burocráticas no naturales que hemos marcado dentro de nuestro propio país nos llevan a situaciones que rozan el surrealismo. Por ejemplo, si una persona tiene un accidente en Orea, en el Alto Tajo, que requiere hospitalización, los servicios médicos de urgencia tienen la orden de trasladar al herido al hospital de Guadalajara (a más de 120 kilómetros de distancia), en vez de acercarle al de Teruel (que está a tan sólo 40 kilómetros), aunque de la rapidez de la asistencia médica dependa la vida de la persona. O, por ejemplo, si un hospital de Guadalajara necesita sangre de un grupo determinado, tiene la obligación de solicitarla a Toledo, sin poder contemplar la posibilidad de recibirla de Madrid.

Algo similar sucede con los días feriados, muchas veces sucede que los padres trabajan en la Comunidad de Madrid y cierran las escuelas y guarderías de Castilla-La Mancha, o bien, pasa al revés. Lo lógico es que, todos, igualásemos calendarios y, poco a poco, fuésemos estableciendo el horario laboral europeo en todo el territorio nacional favoreciendo el ahorro energético y compatibilizando mejor la vida laboral y familiar.

Desde C's-Ciudadanos queremos, además, equiparar el tiempo de baja por paternidad al de maternidad y aumentarlo hasta las 24 semanas alentando así el reparto de las tareas domésticas, la participación de los padres en la educación efectiva de sus hijos y fomentar, de una forma definitiva y eficaz, la incorporación de la mujer al trabajo y en los puestos de dirección de empresas y administraciones.

1 comentario:

Alberca dijo...

El problema de Guadalajara no es Castilla-La Mancha, sino la Junta de Calamidades de Castilla-La Mancha. Lo digo porque me parece un tanto desafortunada la frase «o bien, la Provincia de Guadalajara continúe perteneciendo a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha». La provincia de Guadalajara, por suerte, NO pertenece a la Junta, sino a Castilla-La Mancha. No saber (o no querer) hacer la distinción entre la comunidad y su gobierno me parece muy poco acertado.

Una propuesta de este tipo me parece egoísta; hasta cierto punto comprensible, pero egoísta. Y aberrante, pero exactamente igual de aberrante que a Castilla la Nueva le desgajasen su motor económico, que era Madrid, y que llamasen «Castilla-La Mancha» a la comunidad autónoma.

La opción M+GU nunca fue una opción; la única opción que hubo fue que Madrid se incorporase a CLM, y CLM rechazó la solicitud de Madrid, para nuestra desgracia. Y la opción M+GU es harto difícil que sea en algún momento una opción, más que nada porque en el momento en que surja más abiertamente en la sociedad el debate GU+M, surgiría también el M+TO, por ejemplo, que tiene -ya puestos- unos fundamentos bastante sólidos también, prácticamente similares a los de la opción GU+M. No obstante, no tenéis en cuenta algo muy importante: la opinión de Madrid. Habláis de la realidad de Guadalajara y de los beneficios que supondría para Guadalajara la opción GU+M, pero sin tener en cuenta en absoluto la realidad de Madrid, y la realidad de Madrid es que, a efectos reales, la relación que tiene con Guadalajara es igual que la que tiene con Toledo. A Madrid no le interesaría en absoluto ninguna de esas opciones; la única opción a la cual Madrid diría eventualmente que sí sería a unirse con toda Castilla-La Mancha, y no por cuestiones regionales -que sería lo suyo-, sino por cuestiones estatales: la nueva comunidad autónoma sería la más importante de España, tanto en población como en PIB.

Si lo que se trata es de encontrar una opción viable que acabe por una parte con la política centralista y mancheguizante de la Junta de Calamidades (aquí no quiero ser ofensivo, sólo jocosillo...) e integre por otra parte nuestro verdadero motor -de toda la submeseta sur- en nuestra misma entidad administrativa, no se puede quedar uno tomando en consideración sólo la realidad de su provincia y las ventajas para su provincia, sino también las de las demás, amén de la historia.